FANTASÍA TOTAL
El diseñador de Nueva York Zac Posen es un artista magistral en el mundo de la moda. Sus vestidos extravagantes predominan en las alfombras rojas y entre las celebridades que buscan destacarse en todas partes, mientras que su ojo crítico está empapado por aspirantes a diseñadores y aficionados de reality shows en su papel como jurado de Project Runway. Es indudablemente de Nueva York y, a la vez, una estrella internacional. Zac comparte un fragmento de su propia creación (un concepto que defiende), desde sus nociones de fantasía y educación creativa hasta los días en que se escapaba de la escuela para pasar el tiempo con Alexander Mcqueen y John Galliano en el MET.
Tus prendas les aportan cierto toque de fantasía a las vidas de las mujeres. ¿Qué aspecto crees que la fantasía nos muestra de la realidad?
La fantasía es esencial para la realidad. Nos ayuda a escapar, soñar y crear la mismísima realidad. Para mí, la naturaleza es lo más abstracto que hay—es una fuente primordial de inspiración para mí. Me pasa lo mismo con las mujeres: sus personalidades, fantasías, neurosis y deseos, son todos elementos que me inspiran continuamente.
Vives y trabajas en la Ciudad de Nueva York, pero ¿cómo haces para que tu inspiración sea relevante a nivel internacional?
Intento pensar en los momentos que pueden impactar profundamente en las personas. Existen factores unificadores que atraen a las mujeres y a las personas en general. Obviamente la belleza es muy subjetiva, pero hay referencias que se arraigan a una escala global más grande. Hay formas a las que los humanos se sienten atraídos, tonos y colores que nos excitan a nivel químico. Por eso, intento hacer cosas que son accesibles pero sorprendentes. En vez de buscar maneras de adaptarme, de ser lo que llamo "banal chic”.
Creciste en el centro... ¿cómo te influyó eso como artista?
Crecí a tres cuadras de donde estamos ahora, en Spring Street, en SoHo. Mis padres se mudaron allí en 1972 porque podían pagar el alquiler y tenía una buena iluminación para pintar. La mitad de la casa era el estudio de mi papá, entonces, estaba inmerso en el proceso creativo, aprendí a darle privacidad y respetar el proceso—eso es algo que llevo grabado conmigo. No podías tocar la puerta y gritar, "¡Papá!" Había cosas que no estaban permitidas, para que él se pudiera concentrar. En cuanto a los amigos con los que crecí, sus padres también eran creativos en algún aspecto.
Estabas rodeado por artistas visuales, pero ¿qué pasa con la moda?
Me enamoré de la moda por primera vez mediante las películas y el teatro—mi papá grababa todo en VHS. Mi primer día en el colegio—estaba muy nervioso, era un verdadero nerd, estaba vestido como Charlie Chaplin—, había hecho toda la tarea, y en el aula había algunas chicas muy lindas e interesantes. Lucían muy a la moda y estaban trabajando en el ámbito de la moda en ese momento, como modelos. Parecían chicas grandes y yo todavía era un niño. Ese fue el comienzo —dije "no más campamento de verano de música". Entonces, conseguí trabajo en Seventh Avenue, una pasantía como dibujante, y desde ahí empecé a trabajar en la moda. Luego, fui a Parsons y realicé una pasantía en el Metropolitan Museum of Art, iba todos los días después del colegio, donde trabajaba con diseñadores de moda y de vestuario. Dejé el colegio cuando vino John Galliano y el equipo Dior a pedirme que realice investigaciones con ellos. Y cuando vino Alexander McQueen y su equipo, también estuve para ellos. Aprendí sobre la importancia del arte y la moda, y cómo funcionan juntos. Esa idea era bastante ajena.
Sé que te encanta la comida. ¿En qué se parece la moda a la comida?
Para mí, existen algunas cosas esenciales en la vida. Primero la familia, segundo la comida, los amigos y, al último, la moda. No es un misterio de que lo que pones en tu cuerpo es un reflejo de cómo te sientes. Me encanta el proceso creativo de la cocina —mi desintoxicación y meditación están metiéndose en la cocina y en mi comida. Uso el sentido del tacto y las manos, y es una manera maravillosa de expresar amor, creatividad y emoción. Es como la ciencia de la imaginación. Antes quería ser panadero, pero no me dejaban usar el horno, así que hacía todo de arcilla al lado de mi mamá, que era la que cocinaba.
¿Qué te parece que es mejor: un gran vestido o una gran comida?
Si la comida es buena, lo más probable es que después no quepas en ese vestido increíble.
¿Qué pasa por tu cabeza cuando ves que sale mal un momento de la moda?
Lo primero que pienso es: tienen que dejar de seguir las tendencias.
¿Por qué las tendencias son malas para la moda?
Las tendencias no son necesariamente malas para la moda; hacen que evolucione y cambie, pero deben interpretarse a un nivel personal. Creo que todas las personas, en algún punto, tienen algo de creatividad. Tienen que encontrarla y tener confianza —ese tipo de expresión que se debe nutrir por dentro. A algunas personas no le gustan las patatas, y esa es una forma de creatividad, una forma de expresión personal. Solo tienes que hacer que eso evolucione en otros aspectos de tu vida.
Esta es tu primera incursión en el maquillaje—¿qué te emociona de esto?
Me encanta que las personas tengan una nueva manera de experimentar mi marca y nuestra visión a través de elementos que son más accesibles que nuestra línea principal. La belleza es una experiencia sensorial. No se trata de que quede bien, si bien hay colores para todos, se trata de tener lo esencial para que puedas tener ese maravilloso momento de alfombra roja a diario —cuando llevas a tus hijos a la escuela, te pones tu lápiz labial. Cuando te sacas una autofoto, te pones tu polvo invisible. He trabajado con tantos artistas, actrices y superestrellas a lo largo de los años que ya sé lo que necesitan. Necesitas llevar todo en un bolso, o en los bolsillos de tu cita, que es lo que pasa por lo general con el lápiz labial de mi cita.